Gina: “Fui chica de compañía por desesperación”
Una vida complicada y llena de altibajos hicieron que esta uruguaya decidiera trasladarse a España hace ocho años para comenzar una nueva vida. Confesó en televisión que había sido chica de compañía y se enamoró de uno de sus pretendientes en ‘Mujeres y Hombres y Viceversa’.
En el programa comentó que había atravesado una situación económica complicada. ¿Cómo consiguió superarla?
Estuve seis años trabajando en dos sitios a la vez. De día era dependienta y, por la noche, camarera en un bar. Los fines de semana no dormía y apenas tenía vida social, vivía para pagar cuentas. Al final lo dejé todo y me marché a Uruguay a ver a mi familia y descansar.
Pasado un tiempo, volvió a España. ¿Qué ocurrió entonces?
Volví pensando que encontraría pronto trabajo, pero no fue así. He sido muy luchadora, puedo hacer cualquier trabajo, pero siempre aspiro a más. Sé lo que es vivir con diez euros al mes y no tener nada en la nevera.
Volví pensando que encontraría pronto trabajo, pero no fue así. He sido muy luchadora, puedo hacer cualquier trabajo, pero siempre aspiro a más. Sé lo que es vivir con diez euros al mes y no tener nada en la nevera.
¿Qué solución se planteó?
Alguna vez, tanto hombres como mujeres, hemos llegado a decir de forma irónica que nos tendríamos que prostituir para poder pagar algo. La desesperación me llevó a ser chica de compañía. Fue una decisión mía, solo mía. Solo pensaba en sobrevivir y la única manera que vi fue esa.
Alguna vez, tanto hombres como mujeres, hemos llegado a decir de forma irónica que nos tendríamos que prostituir para poder pagar algo. La desesperación me llevó a ser chica de compañía. Fue una decisión mía, solo mía. Solo pensaba en sobrevivir y la única manera que vi fue esa.
¿Cómo dio el paso de llamar a una agencia de contactos?
Una noche, llorando, busqué la manera de hablar con una agencia de chicas de compañía. Les mandé alguna foto y a los dos días me llamaron. Creí que sería fácil, pero no sabía dónde me estaba metiendo.
Una noche, llorando, busqué la manera de hablar con una agencia de chicas de compañía. Les mandé alguna foto y a los dos días me llamaron. Creí que sería fácil, pero no sabía dónde me estaba metiendo.
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